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domingo, 9 de enero de 2011

Martin Heidegger: De la tarea hermenéutica como “destrucción” (1922) a la “selección racial” como “metafísicamente necesaria” (1941-42) 1

Revista Observaciones Filosóficas
Categorías
Antropología Filosófica | Filosofía Contemporánea | Lógica y Filosofía de la Ciencia | Estética y Teoría del Arte
Literatura y Lingüistica Aplicada | Ética y Filosofía Política

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Martin Heidegger: De la tarea hermenéutica como “destrucción” (1922) a la “selección racial” como “metafísicamente necesaria” (1941-42) 1
Dr. Julio Quesada Martin - Universidad Veracruzana Resumen

El presente artículo muestra una lógica interna en el pensamiento de Heidegger que tiene su punto de partida en la tarea de la hermenéutica (1922) como destrucción de aquellas interpretaciones impropias del ser. Según Heidegger, aquella es la tarea de la verdadera investigación filosófica como vuelta al inicio de Occidente en su pureza ontológica, para cuyo fin se debe transformar la intencionalidad fenomenológica en Sorge con el objetivo de re-descubrir el verdadero significado de ousia en tanto ser-producido. Esta lógica radical del origen del ser-Ahí se expresa como praxis política en el semestre de invierno de 1941-42 defendiendo que la selección racial es, institucionalmente, metafísicamente necesaria; selección basada en el arquetipo de la auténtica vida o existencia humana (1922) y que, nueve años más tarde, se identifica como Übermensch.



Abstract

The present paper intends to show an internal logic in Heidegger's thought that has its point of departure in the task of hermeneutics (1922) as destruction of those improper interpretations of being. According to Heidegger, that is the task of true philosophical research as a return to the origin of the West in its ontological purity, an end for which it must transform phenomenological intentionality into Sorge, in order to re-discover the true meaning of ousia as being-produced. This radical logic of the origin of being-there is expressed as political praxis in the Winter Semester of 1941-42, claiming that racial selection is, institutionally, metaphysically necessary; a selection based upon the archetype of authentic life or human existence (1922) which, nine years later, is identified as Übermensch.


Palabras clave
Metafísica, ontología, intencionalidad, cuidado, arquetipos, selección racial, hermenéutica, facticidad, destino histórico, producción, antihumanismo.

Keywords
Metaphysics, ontology, intentionality, caring, archetypes, racial selection, hermeneutics, factual, historical fate, production, anti-humanism.



“Aunque complejos y contradictorios, los vínculos de Martín con la Alemania nazi no son éticamente superfluos ni intrascendentes. Forman parte intrínseca de su propia identidad y constituyen un problema filosófico, no sólo biográfico. El reconocimiento de esto remite, en principio, a la cuestión general de la liga entre el pensamiento y la vida; plantea, consecuentemente, el problema de la trascendencia e independencia de la obra respecto de su propio creador. En particular, el nexo de Heidegger con el régimen de Hitler suscita la doble problemática tanto de las posibles correspondencias (y no correspondencias) entre Heidegger la filosofía heideggeriana y su “circunstancia”, como de la significación señaladamente ética de esa circunstancia: del nazismo y el ethos del filósofo frente a éste”.


Juliana González: Heidegger y el problema del nazismo.



1.- Situación hermenéutica y hermenéutica de la situación: transformación de la “intencionalidad” en Sorge.
El trabajo de Martin Heidegger de 1922 cuyo subtítulo es Indicación de la situación hermenéutica, responde a una cuestión metodológica esencial para su ontología: ¿cómo se elabora una interpretación? Esto tan sólo puede saberlo, según Heidegger, quien es capaz de “custodiar” su propia situación fáctica. “Sorge” -cuidado del Dasein- y “hermenéutica” forman el núcleo de la experiencia de la existencia en tanto que ser. Esta experiencia se articula así: 1°) “un punto de mira”; 2°) “una dirección de la mirada en la que se pone el como-algo”, y 3°) “un horizonte de la mirada ya delimitado” por 1) y 2)2. Esta delimitación constituye el círculo en cuyo radio de acción -el posterior círculo de la pre-comprensión del sentido de Ser y tiempo (1927)- es “finito” y “propio”. También la “autenticidad” y lo “originario” de la interpretación es privativo del radio de acción que marca, sella y delimita la experiencia hermenéutica a una determinada perspectiva desde la que se elabora-y-realiza una determinada forma de ser. Frente al proyecto universalista de la filosofía greco-judaica, greco-latina y moderna, Heidegger coloca idealmente a la tradición greco-germánica en un primer y único plano de honda (raíz) filosófica. Por esta razón la indicación de la situación hermenéutica comienza por la “apropiación comprensiva del pasado” en donde el presente no sólo no desaparece, sino que desvela el “grado de originariedad” [ursprünglich] de la investigación filosófica sobre el ser. Este término alemán nos obliga a pensar en la “finitud” no en el sentido universal humano de “contingencia”, base sobre la que elaboró Aristóteles una “ontología de la contingencia” y un sistema político acorde con esta condición humana: “sistema político deliberativo”.3 No, “finitud” es lo “propio” [eigentlich] de la perspectiva; insertándose ahí la esencia de la verdad del ser en tanto investigación histórica. Ahora bien, sólo en el sentido histórico-fundamental de “historicidad” ajeno por completo a cualquier tipo de “naturaleza humana” compartida.

El objetivo de la investigación de Heidegger es el Dasein. No el ser en abstracto (el hombre, la Humanidad, la vida), sino cómo es la existencia en tanto “existencia interpretativa” que se “realiza” históricamente. La finitud de este cómo de la existencia, la finitud de esta perspectiva, es un elemento esencial de la vida fáctica por lo que la delimitación del horizonte de la mirada es un a priori ontológico que Heidegger sigue llamando, estratégicamente, “fenomenológico”. Fenomenología de la finitud cuya última reducción se alcanza única y exclusivamente en el modo de ser de la “preocupación”; dando paso a que desde la hermenéutica fenomenológica de la facticidad haya que entenderse el tiempo bajo una instancia pre-lógica: la “temporización”. La ruptura con Husserl va a hacer de Heidegger un filósofo sin espacio para la novela moderna basada, fundamentalmente, en la heterología y heterofonía de la misma existencia humana. Su análisis ontológico-existenciario aplica un método antifenomenológico que se anuncia claramente en este trabajo de 1922, el “laboratorio” de Ser y tiempo (1927).

Es por esa repugnancia a la vida cotidiana plural, ambigua y mestiza de tradiciones de la modernidad por lo que su pensamiento se desconecta radicalmente de la literatura, especialmente del espacio creado por la novela moderna, para hacerse fuerte en los “axiomas” ontológicos del Dasein. En el §2 de Ser y tiempo -La estructura formal de la pregunta que interroga por el ser- se aclara que la estructura formal de la cuestión principal de la metafísica, ¿por qué hay ser y no más bien nada?, desprecia el mundo de la vida cotidiana, lo que llama la “medianía”, por su “impropiedad” e “inautenticidad”. Y afirma que “El primer progreso filosófico en la comprensión del problema del ser no está en contar cuentos”.4 Nada de “mitos”; pero nos parece muy acertada la traducción de José Gaos porque Mythos ahí tiene el carácter peyorativo de “cuento” en su sentido esencial de una serie de tramas que forman el sentido de lo que se narra. Es de vital importancia captar la diferencia ontológica en su verdadero contexto: Heidegger piensa que la estructura narrativa es un obstáculo metodológico para la cuestión que pregunta por el ser porque la estructura formal de la ontología del Dasein pregunta por el “origen” mismo del ser y esta raíz existencial es tan “propia” e “irreferente” que no puede darse a conocer mediante un cuento, una narración, cuya estructura espacio-temporal se basa en la intersubjetividad e interculturalidadde un mundo plural y en continua transformación, sin palabra de origen y sin palabra final. El arranque de Ser y tiempo es, pues, una consecuencia lógica del Informe Natorp. Así que este mundo que ya estaba ahí antes que el fenomenólogo lo descubriera, y ya estaba ahí en toda su plenitud sólo que de forma pasiva, deberá no ya ponerse en epojé sino al alcance destructivo, parcial o totalmente, de la verdadera tarea de la hermenéutica tal y como la entiende Heidegger a partir de 1922. La hermenéutica fenomenológica es, en su propio arranque, una “preocupación” por la finitud de la propia facticidad de la situación hermenéutica que cuida de su ser5. Preocuparse de la “temporización” del ser comienza a formar la esencia de la verdad de la Sorge o “cuidado” por el ser; pero no en el sentido clásico que tenía para la historia de la filosofía occidental, sino en el del cuidado del Dasein humano. ¿Por qué “Dasein” y por qué “humano”? ¿Por qué ya no es suficiente la preocupación y pregunta que interroga por el Ser?: “nada de cuentos”. Heidegger carece por completo de interés por el Ser; sólo le interesa elaborar